Una de las técnicas más perniciosas de la máquina genocida nazi fue la política de Vernichtung durch Arbeit (“exterminio a través del trabajo”), que intentaba combinar la matanza masiva con el fortalecimiento económico y militar del Reich. Se establecieron cientos y cientos de campos de trabajo y de concentración, donde los prisioneros eran obligados a construir equipamiento militar, a trabajar para fábricas locales y granjas, o a edificar y mantener los campos ellos mismos. Uno de los más notorios fue Mauthausen y su red de sub-campos.
Mauthausen fue el primer campo que se construyó fuera del territorio alemán. Se creó poco después de la anexión de Austria (“Anschluss“) en marzo de 1938 cerca de una cantera de piedras a casi cinco kilómetros de la pequeña localidad de Mauthausen, en Alta Austria. La construcción comenzó en el verano y prontamente los primeros reclusos fueron trasladados allí. Durante el primer año de su funcionamiento, la mayoría de los prisioneros eran criminales y "asociales" enviados desde Dachau para satisfacer la amplia y creciente demanda del Reich por el granito. En diciembre de 1939, había alrededor de 3.000 prisioneros (la mayoría alemanes) y con el comienzo de la guerra la población del campo aumentó drásticamente.
Alrededor del campo principal se crearon docenas de pequeños sub-campos, en un intento de hacer frente a la enorme afluencia de prisioneros. Además de la gran cantidad de prisioneros de guerra españoles republicanos (que habían huido a Francia y fueron detenidos por el régimen de Vichy) y las transferencias de campos de concentración alemanes, hubo un creciente número de reclusos checos, yugoslavos, griegos y franceses, como así también miembros de la resistencia polaca. En un sector del campo independiente se encontraban los prisioneros de guerra soviéticos, que inundaron el campo después de que el pacto Hitler-Stalin se rompiera. Al principio, había pocos prisioneros judíos. Recién en la primavera de 1944, cuando comenzaron las evacuaciones de los campos en el este, la cantidad de prisioneros judíos comenzó a aumentar. Para cuando los norteamericanos liberaron el campo el 5 de mayo de 1945 aproximadamente 200.000 reclusos habían ingresado en él y 119.000 habían muerto, de los cuales alrededor de 38.000 eran judíos.
Dadas las condiciones de Mauthausen, es notable que hubiera un mundo musical allí también. En los primeros años del campo, el clima general desesperanzado empeoró por una prohibición oficial que les impedía a los reclusos hablar de composición musical. En esos años, las presentaciones musicales públicas se limitaban casi exclusivamente a diversas formas de tortura musical: un ex recluso, por ejemplo, recordó cuando lo obligaron a cantar ‘O head full of blood and wounds’ mientras las SS lo golpeaban. Como en muchos otros campos de concentración nazi, los prisioneros que intentaban escapar habitualmente eran guiados hacia su ejecución por una banda; los acordeones y los violines tocaban la alegre melodía ‘All the Little Birds are Already Here’. Además, el comandante del campo les permitía a algunos Roma y Sinti que tocaran cuando venían visitas importantes.
A medida que la guerra avanzó y aumentaron las victorias alemanas, las condiciones mejoraron ligeramente y se les permitió a los reclusos dormir más y hablar más libremente. Los prisioneros podían cantar y eventualmente les permitían mandar a buscar instrumentos de sus hogares. En 1942 varios Roma y Sinti formaron una banda que interpretaba para los demás reclusos. El comandante del campo decidió, sin embargo, que el campo necesitaba su propia "orquesta real" y fue reemplazada por músicos de formación clásica, principalmente de Polonia y Checoslovaquia. La orden original le llegó a un kapo en el verano de 1942. Él eligió a un músico checo para que armara una orquesta de siete músicos checos que trabajaban en tareas de construcción. La banda creció rápidamente: en 1943 había treinta miembros y un año después, más de sesenta. Los músicos a menudo recibían trabajos "privilegiados" en tareas de desinfección, lo que les permitía contrabandear ropa y otros productos para los reclusos necesitados. Los miembros de la banda que tocaban en fiestas de cumpleaños y celebraciones privadas también recibían raciones extra u otros privilegios. En sus conciertos, a los cuales asistía casi exclusivamente el personal y la elite del campo, la banda interpretaba obras de Beethoven, Schubert, Smetana y Bruckner, como así también de otros compositores clásicos populares.